La dieta del reloj

food-clock1La «ventana» virtuosa para sentirse bien: no importa la elección de la comida, sino respetar intervalos regulares para ser longevos, delgados y saludables.

Las poblaciones de larga vida de las llamadas zonas azules del planeta ( lugares en el mundo donde las personas son más longevas), en estudio desde hace más de treinta años, comparten algunos aspectos alimenticios basados en el tiempo. Entre ellos, siempre comer a las mismas horas. Y en el mismo espacio de tiempo: alrededor de 12 horas.

Ahora, incluso la ciencia confirma que ese período de tiempo, si se observa junto a intervalos regulares entre una comidas y la otro, regula el metabolismo, previene la acumulación de grasa y la tendencia a la diabetes, se pierden los kilos de más sin modificar el menú. La ciencia lo ha verificado en ratones con un gran estudio cuyos resultados fueron publicados en diciembre en la autorizada revista especializada Cell Metabolism y publicado posteriormente por el New York Times Magazine .

12 horas de ayuno

Las madres, tal vez conscientes de las enseñanzas recibidas cuando eran niñas, siempre han sospechado que los bocadillos de medianoche eran desaconsejables. Y debían ser prohibidos. Pero hasta hace unos años estos temores no se habían probado científicamente. Ahora, sin embargo, un experimento da validez al sentido común. Ratones a los que se les impidió comer a todas horas evitaron la obesidad y los problemas metabólicos, incluso cuando su dieta no siempre fuera saludable. Lo importante es respetar el reloj biológico. Y lo mismo sucede en las personas. Tanto es así que se puede perder peso si se come más y en el mismo horario y con las comidas escalonadas sólo durante 12 horas sobre 24: las otras 12 horas son de ayuno.

El experimento

El estudio fue realizado por investigadores del Instituto Salk para Estudios Biológicos de San Diego. Los científicos alimentaron grupos de ratas macho adultas con cuatro dietas diferentes: alto contenido de grasa; alta en fructosa (azúcar menos diabetogénica); alta en grasa y sacarosa (azúcar común); con croquetas normales para ratones. A algunos de los animales de cada grupo se les permitió comer siempre que quisieran durante sus horas de vigilia; otros se limitan a períodos de alimentación de nueve, 12 o 15 horas. La ingesta de calorías para todos los ratones era la misma.

Durante el experimento que duró 38 semanas, a algunos ratones de los grupos con tiempo de alimentación limitado, se les concedió los fines de semana saturados, pudiendo comer cuando quisieran. Ala mitad del estudio, algunos ratones que podían comer en cualquier momento, se los pasó a períodos limitados de alimentación. Al final, los que comieron (incluso poco) a todas horas, resultaron generalmente obesos y metabólicamente enfermos. Mientras que los que comieron en una «ventana» de nueve o 12 horas se mantuvieron ágiles y saludables, incluso si en ocasiones se excedieron los fines de semana.

El reloj biológico de las comidas

«Comer en un intervalo de tiempo limitado no sólo actuó en la prevención, sino que también hizo bajar de peso a personas que ya tenían algunos kilos de más,» dice Satchidananda Panda, uno de los investigadores del Salk que supervisó el estudio.

Es así que, no sería la dieta de por sí, sino el modelo alimentario basado en el tiempo, el que parece equilibrar el metabolismo, evitando el aumento de peso y las enfermedades metabólicas. La hipótesis es que al comer, la comida afecta el reloj interno del cuerpo.

«Los horarios de las comidas tienen mayor efecto sobre el ritmo circadiano que los ciclos de luz y oscuridad«, dice Panda. Y el ritmo circadiano a su vez afecta el funcionamiento de muchos genes del cuerpo, conocidos por involucrar hormonas y metabolismo. Las personas longevas, delgadas, ágiles y saludables, incluso después de los 80 años, sin saberlo, tienen cómo tradición cultural, respetar su reloj biológico, es decir, los ritmos circadianos de sus comidas, evitando la alimentación en un intervalo de 12 horas, o menos, por día. Y el reloj se ajusta con la primera taza de café con leche y azúcar de la mañana.