Cada vez es más numerosa la oferta de bebidas dietéticas en las estanterías de los supermercados y bares. Cada vez más, estas bebidas llenan nuestros refrigeradores pero, son realmente tan útiles para cuidar la línea?
Según investigadores estadounidenses de la Universidad de Texas Health Science Center no, por el contrario! A pesar de la ausencia de azúcares, los refrescos de dieta podrían tener el efecto contrario al codiciado adelgazamiento: las persona que las consumen podrían engordar 5 veces más de las que prescinden de ellas. No sólo pueden ocasionar probables daños a los riñones, sino que también se corre el riesgo de aumentar unos cuantos kilos.
De una manera similar a lo que ocurre cuando se consumen zumos de fruta, también los refrescos y azúcares artificiales de estos «soft drinks» alterarían la percepción del sabor «dulce», los que favorece un apetito cada vez mayor. Esto se debe a que, cuando se altera el sabor, aumenta el deseo de azúcar y nunca se logra la sensación de saciedad propia de los alimentos que contienen sacarosa.
Una investigación que ha monitoreado la salud y los hábitos de 474 adultos durante un largo período de tiempo de 9 años y medio, descubrió que los consumidores habituales de refrescos de dieta (1 o 2 latas por día) habían aumentado significativamente su cintura durante este tiempo. Estas bebidas alteran, por lo tanto, el mecanismo de hambre-saciedad, que, recordemos, depende principalmente del cerebro.
El problema es también el de la cantidad, ya que cuando elegimos una bebida baja en calorías, creemos estar haciendo lo correcto, sin controlar estrictamente la cantidad, tal como haríamos con otros alimentos o bebidas incluidos en la dieta; el rsultado es que, al final, terminamos bebiendo más de lo aconsejable.
Por eso, cuando se trata de la salud, mejor no ahogarse en un vaso de agua, sino beberlo!